En mi oficina, los escritorios están enfrentados. La persona que trabaja enfrente de mí dirige un grupo de cinco personas; cada vez que alguna de esas personas tiene una duda, se sienta arriba del borde de mi escritorio y le expone su problemática.
Cansados de la situación (la persona que tengo enfrente, de los largos cuestionamientos de los miembros de su ‘team’ y yo, de la invasión de mi lugar de trabajo), y ante el poco éxito que suscitó un cartelito que pegamos a principios del verano (en español: “Esto es un escritorio, no una silla. Gracias por no sentarse en este lugar”) decidimos implementar un sistema un poco más riguroso.
Aquí, la muestra final.
6 comentarios:
cheeee...no habran sido muy drasticos ? no quisiera estar alli con mi despiste me sentaria igual...
plop... me imagino mi traserito... es que yo soy de las que se sientan y hasta hamaco las piernas!
Juaaaaaaaaaa! Me estoy riendo porque se ve que somos varias las distraidas que nos sentariamos! Quiero saber si dio resultado! Un beso
Malen: Na....no dio resultado, la primera que vino a sentarse abollo radicalmente nuestras intenciones..
Andre: Aca también tenemos casos de 'hamaca-piernas-. En esos casos, mi escritorio padece el clasico y conocido efecto Sunami...
Maru: Don't worry...Nuestra drasticidad no condujo a nada..
Clavos de acero en hilera! Tipo cama de fakir.
Eso, seguro resulta...
Y no probaron con una silla, un banquito? A lo mejor, digo...
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