Ayer aproveché mi primer día de RTT para recorrer las calles de Paris. Todo esta preparado para Navidad. Las Galerías Lafayette ya aficharon (existe esta palabra ?!!!) las decoraciones animadas y el Bon Marché y el BHV también están preparados para la ocasión (qué caras que son las cosas en el BON MARCHE…La verdad es que el BON MARCHE es lo menos “bon marché” que se puede encontrar). Los Campos Elíseos también están listos para la ocasión y este año tienen luminaria nueva (luces blancas y azules). Las lamparitas que usaron para decorar las calles son de bajo consumo (acá estamos con la onda ecológica y el cuidado del medio ambiente…). El pino gigante que está enfrente de la catedral de Nôtre Dame tiene moños .rojos y dorados. Además, como todos los años, ya instalaron las pistas de patinaje sobre hielo al aire libre (la hora de alquiler cuesta 5 euros).
Todavía no sé exactamente con quién voy a pasar las Fiestas, ni en dónde pero no me preocupo demasiado. Me encanta esta época del año. Y lo que me más gusta es la espera, los meses anteriores, esa efervescencia de la gente en las calles haciendo filas para comprar, eligiendo ropas y regalos y preparando todo para algo especial. Es como si todos esperáramos algo distinto, importante. Es como si todos necesitáramos de esta época, para volver a creer, para pedir por un mundo mejor, por un año mejor, para creer en la posibilidad de cambio. Después de los primeros días de enero y los típicos intercambios de Feliz año Nuevo, Bonne Année y Happy New Year todo vuelve a la normalidad La gente ya no espera mas nada. O espera, sí, espera con ansias el fin de Noviembre para poder juntar fuerzas y volver a esperar.
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